Al encontrarme frente a mi grupo de alumnos de quinto grado, en el horario de la clase de historia y ver sus caras de disgusto, impaciencia y hasta fastidio, me pongo a reflexionar, ¿ POR QUÉ NO LES AGRADARÁ LA CLASE DE HISTORIA?. Esta situación, se hace aún más evidente cuando observo en mi registro la suma de resultados de la asignatura y son poco favorables, no cubren mis expectativas y hasta podría afirmar que me ocasionan frustración e impotencia al encontrarme en la paradoja de no saber cómo solucionar adecuadamente este problema.
Recuerdo la forma en que mis maestros (as) me indujeron a memorizar fechas y acontecimientos históricos que aún siguen vigentes en mi memoria , la resolución de extensos cuestionarios y el sinsabor que me provocaba encontrarme en el momento de mis clases de historia y observó que las formas han cambiado y que mi concepto de dar clases de historia se ha revolucionado, pero quizá no lo suficiente para sentirme satisfecha con los logros de mis alumnos.
Si busco respuestas, entonces me pregunto : ¿ y ahora… qué fue lo que falló?, ¿ cómo podemos juntos mejorar esos resultados?, así que reviso la metodología utilizada y veo que realmente no llevé a cabo una como tal, simplemente hice lo que creí correcto para obtener buenos resultados ( lograr que mis alumnos aprendan historia), al encontrarme en este punto, pienso en las actividades realizadas en la mayoría de mis clases : averiguar lo que ellos conocen del tema, identificar en la línea del tiempo la ubicación temporal y espacial de personajes y acontecimientos relativos al periódo histórico que vamos a trabajar, los alumnos se encargan de realizar investigaciones relativas al tema, las comparten en sus equipos de trabajo, comparan sus trabajos, los comparten al resto del grupo, en algunas ocasiones hacemos uso del material de enciclomedia y de algunos libros de la biblioteca escolar; incluso hicimos representaciones biográficas y publicaciones de folletos informativos y retorno al punto de partida, los resultados aún así, son poco favorables, no cubren mis expectativas y considero que tampoco las de mis alumnos, ya que no he logrado que se interesen por “aprender historia”. Quizá es mi concepto equivocado de lo que significa aprender historia, como docente requiero modificar mi postura ante esto y darle un curso de acción diferente a mi “metodología” intentado partir de planteamientos amenos y acordes al momento histórico personal en el que se ubican mis alumnos, motivarlos para que se interesen en comprender causas y consecuencias de acontecimientos que repercuten intrínsecamente en nuestro presente y en consecuencia a que tomen posturas ante tales acontecimientos, que se apropien de ellos poniéndose en el papel de actores principales de la historia del pasado, del presente y como consecuencia de su futuro.
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